Arturo Jauretche

Los pueblos no odian, odian las minorías. Porque conquistar derechos provoca alegría, mientras perder privilegios provoca rencor.



martes, 1 de mayo de 2012

Importaciones

Estas líneas referidas al tema importaciones guardan relación con la anterior entrada, "La restricción externa". El tema de las importaciones, como tantos otros, tiende a polarizar las opiniones sin profundizar demasiado. De un lado quedan los liberales-conservadores con la postura: "¿por qué no puedo comprarme un Porsche si me mato laburando?". Esto lo dicen personajes de clase media que nunca se subieron ni subirán a un Porsche, pero de todos modos ven un ataque del Gobierno a su libertad individual por no dejar que se importen libremente autos de lujo. Sé que puede parecer un exceso el ejemplo del Porsche, pero así me lo plantearon el otro día en una cena. En el otro extremo, está la tentación de oponerse furiosamente a todo lo que sea importado. En esta postura subyace la sana intención del desarrollo de industria nacional que genere más y mejor trabajo para los argentinos. Pero ni un extremo, ni otro, veamos porqué. No voy a explayarme en los efectos negativos de una apertura a las importaciones descontrolada e indiscriminada, porque conocemos los efectos en el tramado industrial y social. Lo que voy a exponer son argumentos por los que es imperioso que el control de importaciones se haga en forma cuidadosa: 1- El primer argumento/ejemplo es bastante simple y básico. Argentina dispone de industria siderúrgica bastante pujante (dejemos para otro momento la discusión sobre quiénes son los dueños de esas empresas) que da empleo a varios miles de argentinos y que produce insumos para otras industrias nacionales, que también generan empleos. La industria siderúrgica depende de una materia prima fundamental: el mineral de hierro. Si se prohibiera la importación de este mineral desde Brasil (de donde proviene actualmente) no podríamos contar con industria siderúrgica y el acero para otras industrias habría que importarlo o bien no contar en Argentina con nada de hierro o acero (obviamente estos son absurdos para dejar en evidencia la idea...) 2- El país tiene hoy un déficit de combustibles (básicamente gas y petróleo) por lo que aproximadamente el 14% proviene de la importación. Está claro que sería excelente tener superávit de combustibles, como tuvimos, pero no es la realidad actual (más allá de que pueda darse en función de los descubrimientos de gas y petróleo no convencional). De más está señalar cuáles serían las consecuencias de suspender las importaciones de combustibles en la situación actual. 3- La macroeconomía del país y el crecimiento económico desde 2003 se basa, entre otros pilares, en las exportaciones. Sería bastante necio pensar que podemos exportar más y mejor, tal como necesitamos para seguir nuestro incipiente desarrollo industrial; y que el resto de los países del mundo acepten que seamos totalmente cerrados a las importaciones. 4- La industria nacional depende, en su gran mayoría, de insumos importados. Es conocido el caso de las automotrices, que exportan gran parte de su producción, pero que requieren muchas autopartes importadas. Y esto no ocurre sólo con las grandes automotrices, quienes podrían desarrollar proveedores locales para muchas de sus autopartes, sino también con muchas PyMES exportadoras o que venden productos en el mercado interno. La falta de determinados insumos/componentes que no tienen reemplazo en la producción nacional complican fuertemente a industrias nacionales que dependen de ellos. 5- Empresarios inescrupulosos. Lamentablemente en nuestro país hay una gran cantidad de empresarios que aprovechan cualquier oportunidad para obtener ganancias extraordinarias, por lo que la falta de competencia externa en determinados rubros, puede llevarn a un aumento de precios de quienes fabrican internamente. Si bien es un objetivo a seguir el incremento de la producción nacional, debe hacerse con un aumento de productividad que permita que los productos nacionales sean competitivos a nivel internacional y que se vendan a precios razonables en el mercado interno. La intención de esta nota es intentar complejizar un poco más un debate que está latente, saliendo del simplismo importaciones libres vs industria nacional u oposición vs Gobierno.

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