Arturo Jauretche

Los pueblos no odian, odian las minorías. Porque conquistar derechos provoca alegría, mientras perder privilegios provoca rencor.



viernes, 25 de mayo de 2012

¿20 años no es nada? Si 10 son un montón!!!

20 años no es nada dice el tango. Sin embargo, para mi 10 son un montón!!! Voy a tratar de explicar a qué viene este comentario inicial. Es común (creo que le pasará a muchos) ponerme a pensar en la generación a la que pertenezco y cómo el contexto en el que nos tocó crecer y formarnos influye en las características de la generación de los que hoy tenemos alrededor de 35 años (para que no piensen que me saco años aclaro: yo ya tengo 36!!!). La generación a la que pertenezco es la que vio, siendo muy chicos, como volvía la democracia. Sin embargo, creo que tenemos como marca generacional imborrable la década menemista. Fueron 10 años y para nuestra generación fueron los años de la secundaria, de comenzar a insertarnos en la vida laboral y/o estudiar en la universidad. Y cómo no va a dejar una marca generacional imborrable esos 10 años de menemato cuando cruzaron a nuestra generación en una etapa tan crítica para cualquier persona. La década menemista es la que forjó a lo que me gusta llamar la generación de la anti-política, es decir la nuestra. Se trata de la generación que se volvió escéptica y desinteresada de la política como resultado del neoliberalismo y la farandulización. Pero además, se trata de una generación que vivió en carne propia el desguace social generado por la década menemista. Sólo a modo de ejemplo veamos el tema de la educación. Hasta nuestra generación era común para la clase media asistir a la escuela pública, de hecho, era lo más normal. Esta tendencia comenzó a revertirse al inicio de los '90 básicamente por la pauperización del sistema educativo, resistido por los gremios docentes con largos paros, a los que la clase media que aún mantenía capacidad económica, respondió con el envío de sus hijos a escuelas privadas. Este cambio, no sólo fue educativo sino social. La escuela pública hasta la década del '80 actuaba de modo integrador ya que asistían a ella desde hijos de profesionales de clase media hasta los hijos de los trabajadores más humildes. Además, las cooperadoras acercaban a los padres y hacían que los que tenían más capacidad económica aportaran para el mejoramiento / mantenimiento de la escuela. Esto desapareció a partir de los '90. A grandes rasgos la clase media se volcó masivamente a la escuela privada y quedó la escuela pública para los sectores populares, ahondándose así las diferencias de clase y de oportunidades subyacentes en el distinto origen socioeconómico. También, esta separación creo que ha aportado al incremento de la violencia social ya que se cortó un lazo inter-clase como fue en su momento la escuela pública. Y a no engañarnos, si bien la educación pública ha mejorado sustancialmente durante los gobiernos kirchneristas, la matriz generada en los '90 (clase media educación privada - clases populares educación pública) se mantiene vigente). Aprovecho la larga disgresión del ejemplo educativo para plantear que es tiempo de discutir la necesidad de la eliminación de la escuela privada. Puede sonar excesivo, pero creo que sería una medida revolucionaria, no sólo desde el punto de vista educativo, sino social. Para cerrar, y para los que crean que es excesiva la idea de eliminar la educación privada, creo que deberíamos exigir una legislación que obligue que los hijos de los funcionarios públicos de más alto rango deban asistir a establecimientos educativos públicos. Voy a tratar de volver al eje de esta nota que es la diferencia entre los que hoy tenemos alrededor de 35 y los que tienen alrededor de 25, que a priori no parece mucha. De hecho, los que tenemos 35, para resistirnos a la idea de que estamos grandes, nos vemos cercanos a los de 25. Pero analicemos algunas diferencias. Como mencioné, nuestra generación tuvo edad de insertarse a la vida laboral y/o universitaria durante la década menemista. La falta de oportunidades hizo que muchos de nuestros amigos, familiares, conocidos resultaran exiliados económicos hacia Europa y EEUU. Para los que somos marplatenses, este fenómeno es particularmente marcado teniendo en cuenta que se llegó a estimar en 30.000 los marplatenses viviendo en Palma de Mallorca!!!. No sé si el dato será exacto pero marca lo que fue el exilio socioeconómico de los marplatenses que hoy tenemos cerca de 35. Y que cabe mencionar que no comenzó en 2001, los marplatenses comenzaron su exilio en 1997-98. A diferencia de lo ocurrido con nuestra generación, los que hoy tienen alrededor de 25 llegaron al momento de su inserción laboral y/o universitaria en una Argentina en pleno crecimiento, con desempleo en fuerte baja y con la educación universitaria comenzando a mejorar de la mano de un fuerte cambio en la política educativa (pensemos en la ley de financiamiento educativo del Gobierno de Néstor y en la creación del Ministerio de Ciencia y Técnología durante el primer Gobierno de Cristina). El diferente contexto socioeconómico mencionado, hizo que el exilio se detuviera (con esto no quiero decir que no pueda haber gente que vaya a buscar su destino al exterior, sino que no es masivo ni generado por una situación socioeconómica excluyente), lo cual no es un dato menor. Además del contexto económico, está el contexto político. Los que hoy tenemos alrededor de 35 llegamos a la edad de nuestra iniciación en la vida política en pleno menemato (de hecho mi primera elección fue la de constituyentes en 1994 para la reforma constitucional). Esto hizo que la gran mayoría rechazara la política ya que la misma estaba vaciada de contenido, de mística y había además una fuerte sensación de derrota en nuestros mayores. Sólo una minoría muy valiente enfrentaba activamente el menemismo, por lo que las opciones en esa época eran la antipolítica (lo que más se dio) o una resistencia en soledad al menemismo. En cambio, la generación que hoy tiene alrededor de 25 años tuvo edad de iniciarse en la vida política con el advenimiento del gobierno de Néstor, qué diferencia!!! La política revalorándose, un Presidente que desafía corporaciones y que traspasa los límites de lo aceptado como posible, un Gobierno que decide invertir fuertemente en educación, etc., etc. Las diferencias de contextos políticos y económicos han hecho que dos generaciones cercanas seamos muy diferentes, la nuestra (la que hoy tiene 35) es una generación anti-política y diezmada por el exilio socioeconómico (particularmente para los marplatenses). La de alrededor de 25 es una generación que se formó en un contexto de esperanza, con gobiernos de actitud reparadora y con muchas más oportunidades. Por esto es que digo que 10 años es un montón!!!

martes, 1 de mayo de 2012

Importaciones

Estas líneas referidas al tema importaciones guardan relación con la anterior entrada, "La restricción externa". El tema de las importaciones, como tantos otros, tiende a polarizar las opiniones sin profundizar demasiado. De un lado quedan los liberales-conservadores con la postura: "¿por qué no puedo comprarme un Porsche si me mato laburando?". Esto lo dicen personajes de clase media que nunca se subieron ni subirán a un Porsche, pero de todos modos ven un ataque del Gobierno a su libertad individual por no dejar que se importen libremente autos de lujo. Sé que puede parecer un exceso el ejemplo del Porsche, pero así me lo plantearon el otro día en una cena. En el otro extremo, está la tentación de oponerse furiosamente a todo lo que sea importado. En esta postura subyace la sana intención del desarrollo de industria nacional que genere más y mejor trabajo para los argentinos. Pero ni un extremo, ni otro, veamos porqué. No voy a explayarme en los efectos negativos de una apertura a las importaciones descontrolada e indiscriminada, porque conocemos los efectos en el tramado industrial y social. Lo que voy a exponer son argumentos por los que es imperioso que el control de importaciones se haga en forma cuidadosa: 1- El primer argumento/ejemplo es bastante simple y básico. Argentina dispone de industria siderúrgica bastante pujante (dejemos para otro momento la discusión sobre quiénes son los dueños de esas empresas) que da empleo a varios miles de argentinos y que produce insumos para otras industrias nacionales, que también generan empleos. La industria siderúrgica depende de una materia prima fundamental: el mineral de hierro. Si se prohibiera la importación de este mineral desde Brasil (de donde proviene actualmente) no podríamos contar con industria siderúrgica y el acero para otras industrias habría que importarlo o bien no contar en Argentina con nada de hierro o acero (obviamente estos son absurdos para dejar en evidencia la idea...) 2- El país tiene hoy un déficit de combustibles (básicamente gas y petróleo) por lo que aproximadamente el 14% proviene de la importación. Está claro que sería excelente tener superávit de combustibles, como tuvimos, pero no es la realidad actual (más allá de que pueda darse en función de los descubrimientos de gas y petróleo no convencional). De más está señalar cuáles serían las consecuencias de suspender las importaciones de combustibles en la situación actual. 3- La macroeconomía del país y el crecimiento económico desde 2003 se basa, entre otros pilares, en las exportaciones. Sería bastante necio pensar que podemos exportar más y mejor, tal como necesitamos para seguir nuestro incipiente desarrollo industrial; y que el resto de los países del mundo acepten que seamos totalmente cerrados a las importaciones. 4- La industria nacional depende, en su gran mayoría, de insumos importados. Es conocido el caso de las automotrices, que exportan gran parte de su producción, pero que requieren muchas autopartes importadas. Y esto no ocurre sólo con las grandes automotrices, quienes podrían desarrollar proveedores locales para muchas de sus autopartes, sino también con muchas PyMES exportadoras o que venden productos en el mercado interno. La falta de determinados insumos/componentes que no tienen reemplazo en la producción nacional complican fuertemente a industrias nacionales que dependen de ellos. 5- Empresarios inescrupulosos. Lamentablemente en nuestro país hay una gran cantidad de empresarios que aprovechan cualquier oportunidad para obtener ganancias extraordinarias, por lo que la falta de competencia externa en determinados rubros, puede llevarn a un aumento de precios de quienes fabrican internamente. Si bien es un objetivo a seguir el incremento de la producción nacional, debe hacerse con un aumento de productividad que permita que los productos nacionales sean competitivos a nivel internacional y que se vendan a precios razonables en el mercado interno. La intención de esta nota es intentar complejizar un poco más un debate que está latente, saliendo del simplismo importaciones libres vs industria nacional u oposición vs Gobierno.