Arturo Jauretche

Los pueblos no odian, odian las minorías. Porque conquistar derechos provoca alegría, mientras perder privilegios provoca rencor.



domingo, 6 de junio de 2010

LA HORA DE LA GENERACIÓN DE LA ANTI-POLÍTICA

Finalmente nos está llegando la hora. Me refiero a la generación de los que tenemos alrededor de 35 años. Somos los que nacimos durante la dictadura pero que la pasamos en nuestra infancia, sin registro directo en ese momento, de lo que significó, significa y significará ese período nefasto de la historia. Somos los que hicimos la escuela primaria en el retorno democrático y fuimos adolescentes en la década menemista. Somos los exiliados socioeconómicos de dicha década, los que migramos a España, USA, etc. Los que vivimos azorados el experimento de la Alianza y desembarcamos sin saber bien porqué ni cómo en la etapa kirchnerista actual. Digo que nos llegó la hora porque, aunque no nos demos cuenta o no lo queramos asumir, somos quienes por una cuestión generacional debemos ser el recambio de los dirigentes actuales. Y nos autodefino como la generación de la anti-política debido a la falta de compromiso con la política que caracteriza a esta generación. Hago un paréntesis para aclarar que como toda generalización es injusta, en este caso con los jóvenes militantes y comprometidos políticamente, pero que es innegable que son minoría. La anti-política es un signo de época, ayudado a mí entender en el caso argentino por la experiencia aliancista. La Alianza llegó al gobierno apoyada en el sentimiento mayoritario de que debían superarse la corrupción y el desastre socioeconómico (desempleo, pobreza, indigencia, fragmentación social, etc,etc) que había generado el gobierno menemista. Pero lejos de encarar el cambio reclamado profundizó la corrupción (ley Banelco por ejemplo) y el desastre económico (reducción de sueldos de empleados públicos y jubilaciones es el ejemplo más claro). A su vez, como muestra más flagrante de que no se encararía cambio alguno, se recurrió al ministro estrella del menemismo: Cavallo. La enorme decepción acompañada por el desastre económico y social con el que terminó el gobierno de De La Rúa ayudaron a la idea general de que "todos los políticos son iguales". El sentimiento generado por el desastre de la Alianza se apoyó en el clima de los '90 que puede resumirse en el "fin de la historia". Pero independientemente de las explicaciones de cómo se llega a este sentimiento anti-político creo que es una realidad en la generación que debe producir el recambio generacional de dirigentes. La anti-política es un sentimiento totalmente expandido que se refleja en la falta de interés y por ende de conocimiento sobre la política. Si bien se dirá que la gestión kirchneista revivió la política y su discusión, lo cual es verdad y bienvenido sea, tambén es una realidad que ese revivir de la política no cala profundo en la mayoría de la generación de la anti-política. Las discusiones políticas de esta generación se mantienen siempre en la superficialidad. Esto, obviamente, impulsado por un clima de época mediático, que se basa sólo en titulares y no profundiza seriamente las discusiones. Es el modelo TN con el cual la generación de la anti-política se considera "informado" y ha sido (de)formado durante los últimos 15 años (años muy importantes en términos de (de)formación política para mi generación, de los 20 a los 35!!!). Si bien el cambio de época impulsado por el kirchnerismo y la incorporación masiva a la política de muchas personas es una excelente noticia, me queda la sensación de que le llega tarde a la generación de la anti-política. Estas líneas, escritas desde adentro de la generación de la anti-política, no surjen desde el pesimismo; sino todo lo contrario. Lo que quiero señalar es que hay una excelente oportunidad para incorporar a la política a una generación que fue echada, pero que por lo dicho más arriba requerirá de un esfuerzo adicional que entre todos debemos encarar. Si algún escéptico de la política llega a este punto de mis reflexiones lo invito a pensar sobre las siguientes preguntas: ¿Qué posibilidad tenemos las personas "de a pie" de influir en los procesos de toma de decisiones si no es a través de la política? ¿Por qué debemos dejar en manos de los que detentan el poder (económico, mediático, eclesiático, etc, etc) la toma de decisiones que afectan el desarrollo de nuestra sociedad? Sinceramente, ¿es posible afirmar que todos los políticos son lo mismo? ¿No es evidente que las políticas de Estado influyen directamente sobre aspectos relevantes como la cantidad de empleo y su calidad? La lista de preguntas podría seguir, pero la intención es sólo mostrar el por qué, a mí entender, es tan importante el interés político. Lo dice un integrante de la generación de la anti-política.